Una buena razón para seguir pedaleando en San Luis.

Foto enviada por Gabriel de Buenos Aires, ciclista y amigo que me acompañó
en jornadas de pedaleo como esta: "barro-bike" entre de Pilar y Luján.

Crónicas del desarraigo y la autocolonización - 2º entrega

Esa pedaleada con moraleja, a la que me refería en mi primer relato, principalmente me enseñó a no quejarme tanto... ¡Tanto como lo hacía en Buenos Aires!. Quiero aclarar que no suelo hacerlo por deporte, y más de un lector sabe bien -si me conoce- que no lo hago porque sí, sino con justificada causa.

Me refiero a que tanto lamento y reproche personal que hago a diario, por ejmplo "quien me mandó a venir a San Luis", es por las malas vivencias que acumulé en Nogolí y que no me permitían ver las cosas buenas que obtuve por el solo hecho de haberme establecido en esta provincia. Algo semejante dice un refrán: "que el árbol no te tape el bosque".

De pedalear se trata...

Si de pedalear se trata, ni hablar de que en San Luis estoy mejor. El solo hecho de que aquí llueve poco y nada y de que el sol rara vez se esconde, es suficiente motivo para no extrañar la cantidad de salidas en bici que en mi viejo pago debía suspender cada dos de por tres por el mal tiempo...

Además del tema de la inseguridad, que no vale la pena ampliar porque ya es por todos conocido, también está el problema de la polución emitida por los caños de escapes. Para respirar aire puro hay que alejarse por lo menos 60 kms. de la ciudad. Lo que me implicaba un gasto extra de traslado si lo hacía con automóvil. Muy peligroso e incomodo es hacerlo en tren, ya que los pasajeros de determinados ramales, no son -precisamente- paisanos amistosos... Por esa razón en Buenos Aires es importante salir en grupo. Otro inconveniente más es el ponerse todos de acuerdo para concretar una salida en bici...

Acá en San Luis salgo sola y no tengo que cuidarme las espaldas en todo el recorrido. El tramo Nogolí - Ciudad de la Punta es lo mejor. En este camino, de aproximadamente 35 kms., si me cruzo con 10 autos es mucho, ¡en serio! Lo feo son unos 12 kms. que van desde la ciudad del siglo XXI hasta un poco antes de la capital puntana. Ahí sí que el tránsito es muy fluido y sólo hay una mano por lado. Aunque tampoco debería quejarme de esto, ya que el gobierno dispuso este año ampliar ese tramo de la ruta.

En conclusión, baja contaminación, buenas rutas y paisajes maravillosos. Eso también es San Luis. Y poder disfrutar de mi jobbie con estas condiciones, no tiene precio.

Sin duda, en los años que me reproché haber elegido este destino para vivir, también acepté que en el hecho del desarraigo dejé atrás un montón de cosas que ahora extraño. Situaciones que antes sentía malas, o que no me convencían del todo, ahora las echo de menos. Creo que en cierto modo, hoy prefiero un poco de aquel quilombo del que huí a este otro mundo primitivo de gauchos y caudillos...

En definitiva, una nueva lección: "no sabés lo que tenés hasta que lo perdés". Y de San Isidro extraño cuestiones a las que nunca había prestado demasiada atención. Es lógico, me crié acostumbrada a ellos y se me hizo normal. Lo mismo debe pasarle a la gente nativa de Nogolí que no valora lo que posee y que para otros es maravilloso e irreemplazable de cada lugar.

Por eso ahora, no quiero que me pase lo mismo. No voy a cometer el mismo error. Voy a disfrutar de las maravillas que me atraparon en esta provincia. Lo otro, lo malo que viví, los hechos reprobables que me tuve que bancar y el derecho de piso que me hacen padecer algunos inescrupulosos por discriminación, por falta de aplicación de las leyes y por el no uso de las buenas costumbres. Esas vivencias que torturan a la civilización, no se borran de la mente de nadie...

Por suerte, este trauma ya no lo tengo adelante, es historia. Ahora lo llevo al costado, para verlas por el espejo retrovisor y así manejar con precaución y estrategia. Ya nada de eso es un obstáculo, por el contrario, me supera y colabora en mi evolución. Mi vida sigue porque en realidad, nunca se detuvo.

Ahora ya se que es así, que en todos lados se cuecen habas o, como dice mi papá: " es la misma mier.. con distinto olor". Pero cuidado, esto no quiere decir que acepte que lo ilegal deba ser así toda la vida. Por el contrario, sigo luchando y rugiendo como una leona hasta que las cosas incorrectas se modifiquen. La diferencia es la actitud que ahora aplico en mi vida cotidiana. Trato de ver lo positivo en cada problema. Busco soluciones creativas a ellos y si no las hay, pues no habrá que hacerse problema. Así que, a seguir pedaleando, aunque la distancia sea eterna y que el viento sople en contra.

Y hablando de viento en contra... eso es lo que tuve en mi regreso a Nogoli durante los 50 kms. de esta otra jornada de pedaleo, lidiando con el segundo viento más potente de nuestro país, después del insoportable aire
patagónico que no es decir poca cosa...

Silvana Solá

1 comentario:

  1. A Juan Barrera, famoso ciclista que vivio en Nogoli y que hoy lucha por su vida, nadie le dio bola. Con todo lo que él pudo darle a este pueblo... Por serte ahora estamos en la era digital y a vos, Silvana, nadie pude frenarte en difundir cuanto tengas para darnos. Gracias por hacerme vibrar con tus relatos e informarme por el notinogo.

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