Crónicas del desarraigo y la autocolonización


1ra. entrega: Encontrando una razón para quedarme.

¡Otra vez ese dolor en la rodilla!... Los meniscos me recordaban que hacía mucho tiempo que no andaba en bicicleta. Es bueno aclarar, que el ejercicio de pedalear fortalece los músculos que rodean la rodilla protegiendo los meniscos y disimulando la lesión.

Mi rutina de viajar a la ciudad de San Luis una vez por semana para dar clases de guitarra, hacer tramites, compras y visitar amigos; suelo realizarlo en mi vehículo personal, en colectivo o en bici. Y la verdad es que el invierno me tenía acobardada para optar por esta última opción. Pero con mi rodilla pidiendo pedaleo, no me quedó más remedio que ponerme la indumentaria de laycra frizada, el polar y el rompeviento; cargar las alforjas y disfrutar del viento fresco sobre la cara.

Esa mañana, antes de rumbear a la ciudad, revisé mi correo electrónico. El e-mail de un amigo ciclista de Buenos Aires, decia así: "Parece que Nogolí sigue trayendo disgustos (...) Creo que debes estar maldiciendo aquel “solitario” que hiciste en bici cuando “descubriste” Nogolí. En fin...qué macana! Mientras tanto y leyendo el NotiNogo, sigo pensando en los carteles alrededor del hipódromo: “San Isidro es distinto”. Por qué no volver?"

Le conteste rápidamente: "a pesar de... no, gracias, no vuelvo a Buenos Aires". Aunque con mi apuro por montar mi corcel de cromolly (una especial aleación de acero del cuadro), no le fundamenté la respuesta a mi amigo, pero en realidad, tampoco sabia como explicarle claramente mi decisión de quedarme aquí.

Con esa duda en mi mente, trabé mis zapatillas a los pedales automáticos y ahí nomás me transformé... Fue instantaneo, dejé de sentirme la gringa asquerosa, la porteña o la vieja loca de la esquina. Todos adjetivos despectivos con los que algunos poco amistosos nogolinos suelen identificarme.


En los 50 kms. que une Nogolí con la ciudad de San Luis.

Esas vueltas de suave pedaleo inicial que me alejaban del pueblo, lograron dibujarme la sonrisa perdida y hacerme sentir yo misma; la mina libre, independiente, soñadora, audaz, desbordante de alegría y entusiasmo por alcanzar cada objetivo propuesto.

¡Y allá fui! Al cruzar el río Nogolí me di cuenta de que no había llenado mis caramañolas. Y un deportista sin agua es como un cantante sin cuerdas vocales. De todos modos, no tenía tiempo para dar marcha atrás. Así que, al llegar a Villa de la Quebrada, compré un agua mineral y seguí viaje.

A la velocidad crucero de 20 kms./h. promedio, trepando y descendiendo por la ondulante Ruta Provincial Nro. 3, viendo con devoción esos cerros macizos que, al compás de la pedaleada parecen también tener movimiento; y que a sus pies tienen esos montes tupidos de algarrobos, jarillas, espinillos, quebrachos y chañares que conforman un paisaje agreste y maravilloso.

De repente, un clic mental detuvo mi marcha. Hice un alto en el camino y escuchando el silencio comprendí por que "a pesar de... no pensaba regresar a Buenos Aires".

Toda esa mala sangre que me hago a diario en Nogolí, producto de sentirme un bicho raro conviviendo entre seres que piensan y viven de manera diametralmente opuesta a la mía, no lograban hacerle sombra a esa sensación de bienestar que me provoca disfrutar de un lugar encantador, mágico y despojado de los vicios de la contaminación tal como la conocía en mi lugar de origen.

Y no pude más que someter a comparación: "pedaleadas bonaerenses vs. pedaleadas puntanas". Este ejercicio trajo aparejada una enseñanza, de la cual hablaré en la segunda entrega de estas crónicas que espero te atrape, te conmueva y te ilustre la vida de una autocolona en Nogolí desarraigada de su terruño sanisidrense.

Silvana Solá
Foto archivo: enero 2010 por la Ruta 3

7 comentarios:

  1. Muy bueno, Silvana
    El error mas grave es no poder parar la pelota, mirar alrededor, respirar profundo y agradecer lo bueno que uno tiene. Si logras acordarte de hacerlo cada tanto, las cosas se acomodan y las decisiones se vuelven mas faciles de llevar

    brindemos por mas viento y mas sonrisa en la cara!

    esteban

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  2. apurate nena, queremos saber mas, segui escribiendo, no demores en contarnos. A muchos nos pasan cosas fesas y nos ponen dudas. Y es mejor aprender con la experiencia ajena que con la propia, asi evitamos darnos de bruces contra una pared cada vez que vemos las cosas que van para atras y se nos caen las ilusiones con la que vinimos a este pueblo.

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  3. Con tanta positividad y tu manera de ver las cosas...para que volver? Nadie es igual a otro, somos seres unicos e irrepetibles, segui pedaleando, segui recorriendo caminos, segui adelante!!! espero ansiosa tu segunda entrega!!!
    desde España una ciclista mas!

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  4. SIL, TODO ESFUERZO A LA LARGA TIENE SU RECOMPENSA... SEGUÍ ADELANTE COMO PIÑÓN FIJO DE BICICLETA. SOMOS MUCHOS LOS QUE ESTAMOS DESDE ATRÁS ALENTÁNDOTE.

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  5. Ahhhh, Silvana, que divina, estas como en una dicotomia... se vos y disfruta de lo que tenes y si hay que volverse.... hace el bolso y pone en marcha la camioneta... yo lo haría así...
    No te olvides que es un pueblo chico y que por ello debe tener paz... imaginate los que vivimos en ciudades!!
    Fuerza y besos

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  6. Hermana!

    El mejor lugar es donde uno puede ser uno.-

    Un abrazo!

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  7. Yo también cuando llegue a San Luis por el 83 a estudiar sentí el impacto de una cultura milenaría pero distinta ,mas criolla ,en los 90 al terminar de estudiar mas a gusto con las tonadas los comprendí mejor y hoy los extraño..ojala te pase algo parecido es buena gente la puntana..

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