Ley de acción y reacción

El progreso llega también a los pueblos de baja densidad poblacional y que, por sus costumbres arcaicas, quedan a merced de la buena de Dios.
Pero, como el progreso para estas zonas semi abandonadas siempre llegan de la mano de Dios -y no de la mano del hombre- se sustentan gracias a la Divina Providencia. Por eso tienen coronita y no sólo llegan con un pan bajo el brazo, sino que también traen consigo toda la energía dispuesta a trabajar por el bien común de la comunidad atrayendo cada vez más abundancia y properidad…


Ley Divina = Ley Física de acción y reacción
Esta es una ley física que bien se puede aplicar a las situaciones de la vida cotidiana. Cuando ejercemos -por ejemplo- una fuerza para arrojar un objeto contra una pared con determinada intensidad, veremos que el objeto vuelve hacia nosotros con la misma fuerza que fue arrojada.
Un caso práctico sería tirar una pelota contra un paredón y, el impacto de esa fuerza, si fue de gran magnitud, podría hasta derribarnos en cuestión de segundos si no estamos preparados para atajarla. Esto se debe a que toda acción produce una reacción en sentido contrario y con la misma intensidad.
Esto es así, las leyes físicas son indiscutibles. Están probadas y el laboratorio de la vida nos demuestra que a cada instante nosotros estamos realizando actos de esta naturaleza sin darnos cuenta.
Con esto quiero dar una explicación sencilla al caso de cómo los pueblos inician su vida rumbo al porvenir en busca de bienestar moral, económico y cultural (PROGRESO).
Esto sucede desde que el mundo es mundo y desde que las civilizaciones ejercen esa fuerte acción para obtener una reacción favorable para la comunidad toda…
Por eso el primer paso hacia el progreso de las sociedades, arrastra consigo una suerte de sucesos continuos que no se pueden frenar por más voluntad que pongan quienes se oponen a la evolución de la humanidad.
Suele notarse lentamente, porque no se trata de una pelota ni de una pared. Se trata de actitudes que convergen hacia un fin común: el bienestar de los integrantes de una zona determinada.
Una vez lanzada la bola –por así llamarlo-, el progreso se instala para dar paso a nuevas y mejores posibilidades de vida.
Claro está, que quienes acostumbrados a un historial opuesto, no dejan de temer a esta nueva visión de la realidad que los impacta.
Negar el progreso es negar la vida misma. Todos los días vemos pueblos surgir de la nada que se levantan para bien de si mismos y de sus herederos.
En Nogolí ya los signos del progreso son visibles desde hace aproximadamente siete años. Un dique que nada tiene para envidiar a los mejores paisajes del sur de nuestro país. Aguas cálidas contenidas en un embalse donde las truchas ya se aclimataron a temperaturas mayores a las que está acostumbrada esta especie de aguas frías. Construcciones para el turismo, casas de comidas, la primera y única fábrica de aceite de oliva de la provincia. Hermanos de otras provincias que se preparan sus nuevas viviendas permanentes, de fin de semana, o emprendimientos comerciales o turísticos. Una ruta que en breve unirá los embalses de San Luis abreviando camino a los mejores paisajes rurales y turísticos.
… Y por supuesto, mucho más por venir, para beneficio de los moradores que todavía no cuentan con los servicios esenciales que se merecen por el sólo hecho de ser y vivir en esta tierra bendita.
La mano que ejecuto la Ley de Acción y Reacción está plasmada en cada brisa del aire de Nogolí. No tiene freno. Basta con mirar con los ojos limpios y notar que el árbol ya no es el “monte” que cegaba las miradas negadoras de la prosperidad.
Nogolí ya es Progreso, está escrito en lo más alto de sus sierras y en las olas que se forman en los ríos al paso del aleteo de las aves autóctonas del lugar.
Basta con mirar para adelante y ver caer una estrella fugaz. Basta con ver el cielo que nos cubre para notar que ya nada es igual a lo que era antaño. Basta con mirar nuestro propio alma y sentir el cosquilleo de lo distinto como cuando el amor se nos presenta y nos deslumbra –para siempre- en un abrir y cerrar de ojos…

Beatriz Zunino

Más sobre acción y reacción

Para acompañar a quienes no comprendieron con claridad
la Ley de Acción y Reacción,
como el lector anónimo que presentó sus dudas,
aquí va una ampliación de lo dicho.
Por ser este un tema nada sencillo de explicar
se sugiere no dudar en las consultas.

Muchas veces sucede que nos encontramos con lecturas que no comprendemos del todo, pero tienen algo que nos dejan pensando… Tal como le sucedió al lector del Suplemento del Notinogo que agradese los resultados y agradece el Progreso de Nogolí, aún no llegando a comprender el mensaje dado.

Tal vez, no por falta de conocimientos, sino porque la experiencia no le dio la oportunidad de comprobarla bien a fondo.

Toda la vida se trata de eso, de comprobarla y de comprenderla por uno mismo. Sino, ¿qué valor tendría?. ¿O acaso le darías tú a alguien que te pruebe el postre marca “coerdelion” para ver si ese sabor va a ser de tu agrado?

Así le pasa a nuestro amigo anónimo que firma bajo el seudónimo “Cuero de León”.

A él, quiero explicarle, como a tantos otros que están cuestionándose lo mismo, que detrás de cada situación –como la ley de acción y reacción- hay otras leyes que rigen en forma simultánea y que nos conducen a una realidad inesperada. Nada es como se supone sino cómo nosotros lo escribimos o decimos.

Yo –Beatriz Zunino- no soy el oráculo, ni mucho menos; pero me imagino que el cuero de león representa un cuero duro de roer aunque esté traducido a la lengua francesa. Y, lo primero que te sugiero –a vos lector- es que intentes ver desde otra perspectiva la evolución de la vida.

En la vida, o por lo menos en la mía, nada es relativo, todo depende de la fuerza con que voy a empuñar mi palabra. Al igual que la pelota contra el paredón, la palabra, tiene su potencia. Todo tiene un número potencial y depende del poder con que empuñes el arma más poderosa de la historia (la palabra) para que se cree la vida de todos los días.

En el caso del Progreso de Nogolí, las Palabras ya están dichas y dando la vuelta al mundo. No hay forma de detenerlas ni cambiarlas.

La acción contraria para hacerlo produciría una reacción inversa como si estas palabras se toparan con un paredón imaginario, pero no irreal, y potenciarían la acción primaria pero en sentido inverso derribando a quien pretendiera lo contrario.

La acción de retener la reacción derribaría al más fuerte de los titanes, porque un titán superior a todo dijo la primera frase. Sólo dos palabras bastaron para que de la nada surgiera el milagro esperado. Y la Ley del Ritmo (péndulo) actúa en simultaneidad sin ningún prejuicio.

Intente alguien detener la luz, detener la tierra, detener la vegetación, detener las estrellas, detener el universo todo y, seguro, terminaría detenido él mismo en un vacío absoluto. Dejaría –simplemente- de existir…

Beatriz Zunino