Celebración de lo imaginario...
por Héctor Buela.
Conmemorar el bicentenario de nuestra independencia podría tener el mismo sentido que imaginarse como real el estar haciéndose un asado criollo en Marte o mejor aún para alguna frondosa neurona, en planetas habitados de lejanas galaxias en las que felizmente haya más animales carnívoros que herbívoros, cosa que en un marco natural justifica, en un equilibrio, la existencia de los primeros…y de los asados. Se harán celebraciones en nuestro País, Chile, etc. aplaudiendo en la ignorancia o como en un cortometraje fellinesco y surrealista, una idea puramente abstracta.
Lo abstracto se impone como realidad
Desde hace siglos lo abstracto se impone como realidad, la fantasía como historia, las distorsiones y omisiones de hechos como norma. Como efecto dominó, todo se derrumbaría si un día a alguien se le ocurriera correr el velo de la ignorancia sobre personajes y eventos de nuestra historia. Por eso es mejor no hacerlo, o casi no quedaría “prócer” en pié y sería una justificación para los oportunistas que querrían vender tanto bronce de estatuas por kilo. Eso no está bien, y además el precio de ese metal no es muy atractivo.
Cada teoría por más descabellada y abyecta que pueda parecer, no necesariamente se debe a un rapto o un estado mental constante de necedad. Hacerse el demente o el necio a veces es un buen negocio. Respiremos 1810. Para entender a los antiguos griegos, hay que respirar el espíritu de la época de la Antigua Grecia, o caeremos en injustos juicios desde la pequeña óptica del “modernismo” que nos toca sufrir.
El Virreinato del Río de la Plata, como los otros virreinatos de América y la capitanía de Chile, sufría indirectamente los cañonazos napoleónicos dados contra la España Imperial. Porque –créase o no- éramos parte de un Imperio. En tanto, desde mediados del 1700 merodeaban las ideas enciclopédicas liberales acuñadas en las logias masónicas inglesas, inspiradas en el fin “espiritual” del libre comercio. Las logias vernáculas porteñas amontonando leguleyos y mercachifles sintieron palpitar sus sensibles bolsillos y alcancías. Sus chanchitos tragamonedas pedían suculentos tragos de libras esterlinas; no eran los cerditos que vemos hoy en los campos sino tipos muy bien vestidos y sobre todo muy “intelectuales”. Lo que no lograron las invasiones inglesas de 1806 y 1807, lo harían los “notables” en 1810 y majestuosamente con andamiajes de cartulina en 1816 sin el uso de las armas, salvo inmediatamente después entre nosotros mismos en guerras intestinas por un proyecto de Nación.
Preguntas: Si lo que era el Virreinato fue “liberado”, independizado del Imperio Español, porqué se crearon tantos estados-nación?. Porqué no se constituyó una Confederación de estados sudamericanos, un proyecto continental con dos océanos?. Porqué de los virreinatos en nuestra América se hicieron tantas repúblicas?. Ud. piensa que se hicieron republiquetas, que los “libertadores” dividieron para que otros pudieran reinar mejor, que nuestras varias guerras fratricidas fueron propiciadas desde el exterior…eso es ser mal pensado, y Ud. sabe que no está bien tener un pensamiento o posición política “incorrecta”.
200 años, nada cambió
Siguiendo el hilo de la historia de 200 años y salteando luminosidades que intentaron despegarse del cordón umbilical de la dependencia, nada cambió. La disputa unitarios-federales, los antagónicos proyectos de País están latentes. Está latente nuestra independencia y nuestra identidad, nada de eso está definido.
La problemática es más dificultosa hoy que antaño, porque todo se volvió más complejo en la medida en que el mundo se “achica” por las comunicaciones y la interacción de la política internacional. Lo que hay en común, hace 200 años y hoy son dos cosas: Primero: La vigencia del concepto amigo-enemigo que enseñan desde los presocráticos hasta nuestro ilustre filósofo cordobés Nimio de Anquín. En este sentido, lo que no pueden las armas, lo hace la penetración cultural y económica. Segundo: La vigencia de un mesianismo de gobierno mundial –con el eufemismo de “globalización” previo paso- en la que rivalizan y negocian sus 5 patitas “universalistas”: la masonería, el marxismo, el capitalismo, el sionismo y el Vaticano. Donde haya un complot contra una genuina independencia, véase la presencia de estos buenos chicos de la Sinarquía.
¿A dónde nos quieren llevar?
Y en el festejo del Bicentenario, qué se huele?. Sin temor a equivocarme, afirmaría que se huele más feo que en 1810. Más feo pero más refinado. Al servicio de los planes de dominio mundial nacen escuelas diversas que impulsarán tal objetivo. Aquel que vive de su trabajo, que arma su familia, que quiere buena lectura, educación para sus hijos, derechos de ciudadano, vivir en paz y armoniosamente y largo etcétera, se preguntará, a quién le interesaría gobernar al mundo?. Mire, hay loquitos que se creen que Dios les prometió el reino sobre todo los pueblos de la tierra. Individualmente no son mala gente, pero con poder y esas ideas, trátelos de entenderlos en el diván del congénere de Freud atados previamente con lonjas de cuero, pues dicen que muerden y echan espuma por la boca. Eso no lo tengo comprobado. Indáguelos, pero tenga cuidado.
El proceso es paulatino y constante. Las ideas “iluministas” del siglo XVIII son como pañales del engendro adulto actual. Para comprender, es necesario ver la historia en siglos, “aislándose” de lo coyuntural. Una bisagra importantísima en este devenir se encuentra en la Escuela de Frankfurt creada en 1926, en Alemania. Ella indica que el método para hacerse del poder es destruir las instituciones, infiltrarlas, corroerlas, desmembrar a toda la sociedad. En realidad es una variante de táctica marxista a la “limpieza étnica o social”, que menos sutil, era cosa de matar a unos cuantos millones de personas, como se hizo en la Unión Soviética; acto que parecería conducir a la santidad porque ahí no hubo condenas ni “lesa humanidad”. Dato a tener en cuenta si uno quiere también ser benevolente algún día, no?.
Pero la escuela de Frankfurt tuvo que tomar su “Villa Diego” cuando por voto popular en Alemania asumió aquel hombre de bigotitos. La verdad, que nadie los echó, sino que se les cortó la segregación de los colmillos y tuvieron que sumergirse y/o aventar sus “buenas” nuevas en otros parajes…Lo demás lo sabemos, perdió “el tercero en discordia”, lo que da por entendido un acuerdo comprobado entre capitalismo y marxismo. Desde entonces los sueños y realizaciones de los locos para atar en patología extrema por el dominio mundial se vieron tremendamente potenciados. Uno se dice, “yo soy el demente que anda en teorías conspirativas?”. La realidad confirma los hechos, aún los hechos que parecían fantasía. Algo podría no ser verdad, pero sí podría ser verídico en la comprobación por encadenamiento de sucesos.
Y viene Gramsci, un tanito marxista que afirmado sobre Frankfurt, profundiza la doctrina de la destrucción para obtener el poder. No se trata solamente de “lucha de clases”. Es mucho más elaborado. Es el provocar el permanente enfrentamiento entre los diferentes estamentos o sectores sociales, dispersar la solidez de todas las instituciones incluyendo la familia. Desde la misma base de la conformación social, de la Comunidad, todo debe ser destruido.
Visto ésto con un poco más de voluntad de análisis en profundidad, las cosas nos pueden quedar claras. Desde hace tiempo en diversos sectores políticos “incorrectos” se habla y propone una “segunda independencia”, la fundación de una segunda República. Porqué no?. Francia ya lleva varias creaciones. Solamente me planteo si acaso hubo verdaderamente una genuina primer “independencia” o acaso simplemente cambiamos un collar por otro de inferior calidad y mas cortito. Esta cuestión es para un debate intelectual un tanto estéril. Lo fundamental, a mi modo de ver nuestra historia, es que no poseemos aún la libertad como Pueblo, la independencia económica, la soberanía y autodeterminación. En una palabra, está todo por hacerse…Celebremos, con nostalgia por un futuro que no sabemos si nos pertenece.
Héctor D. Buela.
bueladiego@hotmail.com
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